Una alternativa: la agroecología
¿Cómo se aporta desde la ciudadanía para el cuidado de la naturaleza? En nuestra Constitución, se asegura que la naturaleza es un sujeto al que se le ha reconocido sus derechos. En el capítulo séptimo se encuentran cuatro artículos en los que se procura por el respeto integral de “su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura y procesos evolutivos”. Ecuador tiene una característica con referencia a su biodiversidad, y Chimborazo no es la excepción. Una alternativa: la agroecología.
Según Carlos Chuncho Morocho, docente de Ingeniería Ambiental, y Guillermo Chuncho, consultor ambiental, los páramos son ecosistemas frágiles neotropicales de alta montaña. Y, en el país, cubren el 7% del territorio nacional. Pero, para preocupación de los investigadores, este ecosistema, a pesar de tener una importancia cultural y social, están “afectados por el cambio de uso del suelo, introducción de plantas exóticas, incendios, cambio climático y, en algunos sectores, por la actividad minera. ¿Qué se hace desde las fundaciones ambientalistas para mitigar estos efectos? Roberto Gortaire, de la Fundación Utopía, lo responde.
Sabemos que la Constitución le da derechos a la Naturaleza, pero, ¿desde su experiencia trabajando con la tierra, se respeta aquello?
Este es un tema basto y complejo, con muchas aristas. Empezaría diciendo que sí ha habido un crecimiento en cuanto a la sensibilidad en toda la sociedad, de una manera comunitaria e individual. Creo que en la sociedad ecuatoriana y, digamos, mundial, hay una mayor sensibilidad hacia los temas ambientales, sobre la contaminación. Esto englobaría el mal uso de los recursos, el desgaste de los bienes. Hay más sensibilidad en este sentido.
¿A qué se debe esto?
Porque hay fundaciones, y grupos ambientalistas que han ido, por décadas, alertando, insistiendo en este tema. Ahora, esa sensibilidad de la gente, en alguna medida, se ha transformado en normativas o cambios de visión, como se lo ve en nuestra Constitución. Esto, yo lo considero un gran avance. Hablar de los derechos de la naturaleza, en Ecuador es importante, porque el país ha sido pionero en otorgarle derechos. Esto, en materia normativa, es una de las más avanzadas del mundo.
¿Esto se traduce en cambios reales?
Creo que estamos demasiado lejos, todavía.
A nivel local, ¿qué se hace para aportar en el cuidado del medioambiente?
Lo que hemos intentado organizaciones como la nuestra, es decir Fundación Utopía, siendo parte de organizaciones que trabajamos en defensa de la tierra, del agua, la semilla, es dar alternativas. Esto para contrarrestar el extractivismo y frenar la destrucción de la naturaleza. También buscamos las alternativas para cuidar el agua. Nosotros estamos proponiendo la agroecología, como una respuesta
¿Qué es la agroecología?
Hablando desde el sistema de producción de alimentos, es un modelo agrario que se basa en la diversificación productiva. Es decir, rompe lo que llamamos estructuras de monocultivo que son insostenibles. Entonces, proponemos una liberación del uso de fertilizantes de síntesis química, de nitrogenados y pesticidas de todo tipo. Esos han sido los que han destruido la fertilidad natural de los suelos, y su capacidad de regenerarse. Esto tiene una base tecnológica, para crear otros sistemas productivos, para que sean más sostenibles, optimizando los recursos de agua y de suelo. También diversifica la producción, con base en la propia diversidad local, al conocimiento tradicional, los conocimientos indígenas, y el avance de las ciencias agronómicas. Es una conjunción de conocimientos para crear agroecosistemas que son más productivos y sostenibles en el tiempo..
¿Cómo la ciudadanía puede acceder a esta clase de productos?
Hemos trabajado mucho para estimular el consumo de productos agroecológicos. En el país hay más de 300 puntos de venta, o centros donde se comercializan estos productos. Aquí, en la provincia, hay seis o siete centros. Ahora hay muchas instituciones que lo promueven, como ONGs. También se ha buscado que participen los gobiernos locales, como prefecturas, para que se sumen a este cambio de modelo agrario.
¿Qué recomienda a la ciudanía para cuidar el medioambiente?
Debemos cambiar nuestros hábitos y patrones de consumo. A nivel individual hay una responsabilidad, pero es insuficiente. Aquí, necesitamos acciones colectivas, políticas sostenidas. Precisamos incentivar a grupos, clubes u organizaciones que están trabajando por el cambio.