¡Un sueño que no debe ser en vano!
¿Quién diría que dos personajes disímiles y ajenos de credo e ideología tendrían un mismo sueño? El uno, doctor en Jurisprudencia, formado en la cuna de la ciencia, en la “Vieja y cosmopolita” Europa, y en distinto saberes, un estadista por formación y religioso por convicción; el otro, refrendado solo de la instrucción elemental, pero apasionado autodidacta, defensor inclaudicable de sus ideales, comerciante habilidoso y militar aguerrido, un liberal y visionario laico en todo el sentido de la palabra. Uno lo inició, el otro lo culminó.
El segundo de Montecristi, el primero de Guayaquil; pero, con algo en común: dotar al Ecuador de una obra que costó mucho más que dinero: “El tren más difícil del mundo”. Y cupo tan laboriosa empresa a los hermanos estadounidenses Archer y John Harman.
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Bueno, dejando un poco de lado los entretelones de la Historia, rápidamente tan majestuosa obra se erigió en uno de los pilares de buena parte de la economía de la República, a más de ser lazo indisoluble entre antagónicas y burdas posturas regionalistas que recordaban, a través de un “gigante de acero”, que eran hermanos por sangre y ancestro.
Y es que ¡el tren es, fue y será vida!, pues, a su paso va haciéndose presente en el ideal del niño que imita su sonoro “chucu-chucu” y que quiere ser grande para subirse en él con toda libertad, en el anhelo del adolescente que aspira ganarle la carrera a paso raudo, en el adulto que piensa en pasear sobre sus poderosas ruedas y ampliar sus horizontes, o en el anciano que al verlo rememora el haberlo disfrutado de niño.
¡Sí señores!, ¡el tren es, fue y será vida!, porque en cada una de sus paradas fue haciendo saber que el progreso no es ajeno cuando se sabe avanzar con fuerza y decisión, a más que con sus férreas y cuasi infinitas líneas va haciéndonos saber que el camino es largo, pero no inalcanzable. Seguro, en donde se encuentren, si no se lo defiende, García Moreno y Alfaro Delgado, protagonistas de estas líneas, no descansarán en paz sabiendo que su sueño ha sido en vano…