Riobamba tiene un bello ‘corazón de fe y devoción’
La Concepción es un escenario en el que convergen la cultura, el arte y la historia riobambeña. El sector toma este nombre por el asentamiento histórico del Monasterio de las Concepcionistas Franciscanas, una orden que estuvo desde el año 1630 en la Antigua Riobamba.
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Así, en la calle Argentinos, entre España y Juan Larrea, se encuentra el Museo de Arte Religioso del Convento de la Concepción, espacio que pertenece al convento y que fue adecuado como museo en 1980, con el objetivo de conservar la extensión total del monasterio. Al entrar, el silencio y la tranquilidad se esparce por todo en derredor. El centro caótico queda fuera, los pequeños jardines y corredores revestidos de madera antigua dotan al museo de una inusual armonía. Al recorrer las 14 salas se logra apreciar los grandes baluartes y la posición privilegiada que tenía la Iglesia. Este complejo colonial alberga pinturas, esculturas, vestimentas hermosas, trabajos en oro y plata, mobiliario antiguo y una colección de imágenes y crucifijos, siendo verdaderos tesoros del arte religioso ecuatoriano.
Gladis Echeverría, guía del museo, mencionó que el noventa por ciento, de las más de 200 piezas que se encuentran allí, es de propiedad del Monasterio de las Concepcionistas Franciscanas. Su adquisición se remonta a las épocas colonial y republicana, cuando para ingresar a sus hijas a la orden los padres daban ‘la dote’, que consistía en piezas valiosas, pinturas, joyas, haciendas, terrenos, etc. y, mientras más valor tuviesen, mejor era la posición de su hija dentro del monasterio y, por ende, el camino de la salvación familiar estaba garantizado.
Iglesia de la Inmaculada Concepción
Iglesia. Al salir del museo, en la misma manzana se encuentra la Iglesia de la Inmaculada Concepción, y entre sus paredes de piedra y ladrillo visto se alza el Altar Mayor, en el que se encuentra la efigie del Señor del Buen Suceso, Patrono de Riobamba. Esta escultura data del año 1650. Esta iglesia es la sede de una de las procesiones más grandes del centro del país, realizada cada Martes Santo. Echeverría dio a conocer, con tristeza, que, pese a ser este un espacio tan emblemático para la ciudad, la Municipalidad no ha invertido en el templo. En años pasados fueron las mismas ‘monjitas’ del monasterio quienes se vieron obligadas a buscar fondos para restaurar la cubierta y el tejado del este templo, de más de 100 años.
La madre abadesa mencionó que se realizaron muchas actividades, como maratones, venta de yogurt y diferentes productos y, gracias a la colaboración de los adeptos, se pudo concluir la obra. Sin embargo, sí se demanda la presencia de las autoridades para cristalizar nuevas mejoras.
‘Plaza Roja’
Este espacio es conocido por ser un centro de comercio artesanal. La feria se la realiza los miércoles y sábados, en la que participan diversos artesanos y vendedores siendo “la vitrina de la moda indígena”.
Si se tiene frío se compra un poncho, cobijas o buzos de lana; si se le rompió algo acuda a cualquiera de los puestos de costura; y si tiene sed, un heladito tradicional de paila, del carrito de al frente, no le vendría nada mal.
No obstante, los comerciantes de la zona, como Jaime Conejo, indican que las ventas han bajado por la poca afluencia a la zona, pero esperan que en el feriado que se avecina el movimiento mejore, como en años anteriores. Las prendas más vendidas son los ponchos de lana, una tendencia en los jóvenes que buscan un toque autóctono a sus ‘outfits’ o capuchas del mismo material. En cuanto al comercio de velas, esto también ha bajado.
“Los clientes y devotos más antiguos son los que nos mantienen vivos, ya que las nuevas generaciones no conocen o no se acercan al Oratorio del Señor de la Justicia”, señaló una comerciante. Además, se acusó la preocupación por la poca visita de extranjeros…