La Guaguateca un espacio solidario y lleno de esperanza
En las entrañas de la ciudad, en un esfuerzo mancomunado de la sociedad civil, nació un compromiso solidario, creándose el Departamento de Ayuda a Niños en Situación de Vulnerabilidad. Luis Terán, analista de desarrollo social y humano, es uno de los artífices de esta iniciativa. La Guaguateca un espacio solidario y lleno de esperanza
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Hace aproximadamente 15 años, cuando la ciudad carecía de una respuesta adecuada para la atención de niños en situación de trabajo infantil o de mendicidad en calle, surgió este espacio. Comenzó con acciones simples: compartir comidas los fines de semana, actividades recreativas como la Guambra Bici y asistencia en tareas escolares.
La esencia primordial era proporcionar alimentación, acompañamiento y apoyo, en una realidad desafiante. Aunque el Estado promueve la educación para evitar que los niños trabajen, la cruda realidad es diferente. Muchos estudian y trabajan para ayudar a sus familias, donde la pobreza dicta la necesidad de contribuir desde una edad temprana.
El departamento ha evolucionado, enfrentándose a situaciones graves como la desnutrición, la violencia y el cuidado integral. En medio de las adversidades, la falta de recursos y la negligencia estatal, este espacio se mantuvo activo, brindando apoyo emocional, alimentación y atención médica básica.
Recientemente, la administración local intervino tras reunirse con diversas organizaciones, facilitando un lugar físico para la creación de una especie de centro de coordinación interinstitucional. Este nuevo espacio ha acogido a los niños, ofreciendo un refugio bajo techo donde reciben alimentación diaria y apoyo emocional.
El compromiso no se detiene ahí, se han planificado eventos para las festividades, como intercambios de peluches, almuerzos especiales y sesiones de cine, proporcionando, no solo diversión, sino también, un respiro emocional y nutritivo para estos niños.
“La Guaguateca”, como se conoce el espacio, ha pasado de ser un lugar a la intemperie durante 15 años, donde la lluvia, el sol y el frío eran compañeros habituales, a convertirse en un refugio acogedor para los niños más necesitados.
Esta acción solidaria no es solo un proyecto político o una moda pasajera, sino un esfuerzo constante por marcar una diferencia real en la vida de estos niños, brindándoles no solo comida, sino también dignidad y apoyo emocional en medio de circunstancias difíciles.
A través de diversas actividades recreativas, educativas y de acompañamiento, se intenta mitigar los impactos de la realidad socioeconómica que enfrentan los menores, facilitándoles herramientas para enfrentar su día a día, y, a largo plazo, romper el ciclo de pobreza y desigualdad en el que se encuentran. A pesar de las limitaciones, este espacio de ayuda humanitaria se alza como un faro de esperanza y compromiso social, destacando la importancia de la solidaridad y el esfuerzo conjunto para abordar las problemáticas de los sectores más vulnerables de la sociedad.