Ayer acabó la campaña plana y llana de los presidenciables
Después de conocer los resultados en primera vuelta de las elecciones presidenciales, incluso sin que inicie la campaña presidencial del balotaje, los dos candidatos siguieron con la campaña anticipada antes de lo que indicaba el calendario electoral y, posterior a ello, tuvimos el debate, una pieza clave para conocer al candidato y las propuestas para seguir con el post-debate y la forma en cómo se manejaron. Ayer acabó la campaña plana y llana de los presidenciables.
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Disposición. Ante ello, Jonathan Segura, analista político y exdirector provincial del Çonsejo Nacional Electoral, indicó las diferencias marcadas con el primer debate, en el que Daniel Noboa fue de menos a más y Luisa González hizo lo mismo en la segunda vuelta, pero en el post-debate no se capitalizó, no posicionaron un mensaje ni tampoco evocaron emociones.
Tiempo. En este mismo tema, para Segura la ciudadanía, en especial las personas jóvenes, está cansada, puesto que en 2023 hubo tres procesos electorales, por lo que parecería que hay un desinterés y “una falta de empatía con los candidatos”, además los candidatos no logran canalizar las emociones.
Detalle. Aterrizando la campaña en territorio, sigue siendo la misma con banderas, carros pitando y no existen espacios, como los debates, para conocer las propuestas lo que, además, evidencia a “una clase política que no responde”, tiene miedo a equivocarse y, por ende, a no arriesgarse a perder votos.
Situación. Al no posicionar un mensaje en el debate ni durante la campaña, el plan de trabajo tampoco se dio a conocer a fondo, por ello Segura señaló que fueron “las propuestas y estrategias de campaña bastante planas, llanas, y no tenían picos de discusión”.
Representatividad. En medio de la campaña, los candidatos, como tal, no tuvieron una agenda en la provincia, y desde la visión del analista “Chimborazo no representa nada a nivel nacional, porque si traes un candidato tiene que quedarse a escuchar los problemas de la gente y abordar las problemáticas (…) necesitamos que de las opciones que tenemos para presidente escuche y propongan; la gente quiere escuchar”.
Realidad. Y estos elementos se traducen en la incertidumbre que la gente vive día con día, a más de que la gente tiene la desconfianza en la institucionalidad, el Ejecutivo y el futuro, lo que se traduce en elegir al candidato menos malo. “Las elecciones deben generar esperanza y no desilusión, pareciera que la gente está más desilusionada que motivada”, algo que involucra a las ‘viejas prácticas políticas’.
Finalmente. En la visión de Segura, la campaña fue llana y confundieron el marketing político con la generación de propuestas que sean entendidas por los electores del país.